jueves, 22 de diciembre de 2011

Incesto en españa (Muy bueno)

Soy una chica de quince años, y mi pasión, como buena ninfómana que soy, es el sexo. Estoy en mi habitación, acariciándome la vulva húmeda, hundiendo los dedos en mi gruta caliente. Me masturbo con urgencia, y algún que otro gemido ocasional sale de mi garganta. Gruñidos de placer, que pugno por ocultar, ya que sólo un delgado tabique me separa de la habitación de mis padres. La luz del pasillo se enciende. Lo se por la claridad que se filtra en la puerta de mi habitación. Oigo pasos, y sé que es mi padre. Tiene ese andar lento, pero seguro. Es posible que se dirija al cuarto de baño. Dejo de masturbarme, pero no separo los dedos de la humedad de mi coño. Espero a que vuelva a acostarse. Unos escasos segundos, y el pomo de la puerta de mi habitación se mueve. La puerta se abre, y veo a mi padre, con su bata de franela, que entra en mi cuarto y cierra la puerta. Me apresuro a hacerme la dormida. Mi padre llega hasta la cabecera de mi cama, acerca su cara a mi rostro, y me susurra al oído. - No finjas, te he oído- me dice- suerte que tu madre no tiene el sueño ligero. Abro los ojos y le miro. No se que hacer, pero mi padre resuelve el problema. Retira la colcha que me tapa, y contempla mi vulva, llena de jugos húmedos, palpitando por la masturbación a la que la he sometido hace unos instantes. Su grueso dedo toca mi vulva. Un estremecimiento recorre mi cuerpo. Sin dejar de mirarme, empieza a masturbarme, arriba y abajo, arriba y abajo, arriba y abajo... Empiezo a suspirar levemente. No dejamos de mirarnos a los ojos. Con la otra mano, me separa las piernas, que yo abro totalmente. Acerca su boca a la mía. Nos besamos con fruición. Su dedo adquiere velocidad y fuerza. Empiezo a mover mi vulva adelante y atrás. Un pequeño grito indica que voy a correrme. Mi padre deja de masturbarme. Se sitúa de forma que mi coño está solo a unos milímetros de su boca. Saca la lengua y la pasa por los labios ardientes y húmedos. Vuelvo a gemir. Me morrea el coño con su boca, adentrando su lengua hasta que la siento llenarme. Me retuerzo de gusto en la cama. Me vuelvo loca de placer, gimo y grito que me de más, que me haga correr como a mamá. - ¡Dame más, papá!, más lengua, ¡ahh, ahhhh!, papá, como me gusta- gimo mientras sostengo su cabeza con mis manos y la aprieto contra mi raja, ahora mojada como nunca lo había estado. Mi padre mueve la lengua con fuerza, me masturba el clítoris hasta que creo que voy a morir de placer. Y en ese momento me deja y sale de la habitación. Casi le grito que no se vaya, que vuelva y termine el trabajo, pero en un susurro, ya casi fuera de su habitación, me dice que espere. No puedo evitar masturbarme con fuerza, gemir ya sin que me importe nada más. No pasan ni quince segundos cuando mi padre vuelve a entrar en mi cuarto, esta vez desnudo, con su verga totalmente tiesa y su capullo color púrpura reluciendo casi en la oscuridad. Yo abro las piernas, me las cojo con las manos y las sostengo así, exhibiendo la vulva ante mi padre. Creo que va a penetrarme cuando se acerca a mí, pero no..., todavía no. Vuelve acariciarme los labios mojados con el dedo, y acerca su enorme rabo a mis labios. No es necesario decir nada, al principio beso su capullo, insegura, luego, me lo voy metiendo en la boca, lentamente, mientras un gemido lento y profundo se le escapa. A medida que absorbo su trozo de carne palpitante, se va poniendo aún más duro. Pero mi boca golosa se lo traga todo. Me habla en voz muy baja mientas se la chupo. - Nena, nenita, así... si ¡Ahhh, sigue, ahhhh!, ahora, si, recorre el glande con tu lengua, ahhh, si, chupa con fuerza, que boquita tiene mi niña, ahhh, ahhhh... Su dedo vuelve a obrar un efecto mágico en mi. Y mi vulva expele una nueva riada de gotas espesas, de fluido vaginal que impregna su dedo. Este, cada vez más atrevido, empieza a insinuarse en la entrada, penetrando ya la primera falange en mi vulva. Y yo gimo, con su polla en la boca, chupando sin parar, y sintiendo como su dedo me va llenando. Me la saco de la boca, le miro a sus ojos, y observo como me desea, como me frota y me mima. Ya no puedo aguantar más. - Papá- le susurro entre gemidos- fóllame... Él no se hace esperar. Se sitúa encima de mi, y me masturba ahora con su verga, que está tiesa y dura, como aquella vez que le sorprendí meneándosela mientras contemplaba un vídeo casero, en el que yo hacía aerobic. Me masturbé tres veces imaginando que me follaba. Ahora el sueño se hacía realidad. Su enorme glande se va introduciendo en mi vagina, que se abre y lo acepta con gusto. Suspiros de placer llenan la habitación. Nos miramos, nos besamos mientras me penetra hasta lo más hondo. Nuestras lenguas se entrelazan, en un baile frenético de lujuria y placer. Y empieza a bombear dentro de mí. - Ahh, papá - le digo entre gemidos- sigue, sigue así, ¡por Dios!, ¡No aguanto más, me corro!, Ahh, papá, como me follas, me encanta; ¿te gusta follarme?- a lo que él asiente- ¿te vuelve loco verdad?, pues no pares, no, sigue, más... más... ¡Ahh, ahhh!, papá, de verdad que voy a correrme... que no aguanto... ¡Ahhhh..... En el instante en que alcanzo el orgasmo, mi padre gime con fuerza, bombea, dos, tres veces... y eyacula un espeso chorro de semen en mi interior. Yo le abrazo con mis piernas, quiero que esté siempre así, corriéndose en mi vulva mojada. Suspiramos, gemimos, nos abrazamos con fuerza, y el bombeo se va haciendo más lento, pero sin pararse. Mi padre me mira, y me besa con mimo los labios. Le devuelvo el beso. Pasamos casi toda la noche abrazados, acariciándonos y besándonos. Cuando llegó la mañana, nos despedimos con un último beso, y se fue a acostarse con mi madre. Estoy segura que a partir de ahora no necesitaré masturbarme. Mi papá se encargará de calmar mis ansias.

Autosatisfacción

Tenia 17 años, mis padres divorciados, vivía unos meses con cada uno de ellos. Mi padre, hombre de buena posición económica, convivía en una hermosa casa con su nueva pareja, una Sra. de unos 40 años.

Disfrutaba mucho el vivir con mi padre, es muy ostentoso y los meses que vivía con el lo hacia como un rey. Pero mucho más disfrutaba lo que les paso a contar: Muchas noches mi padre, hombre de negocios, salía a cenar con su Sra.; me gustaba mucho quedarme solo, eran momentos que aprovechaba para masturbarme como se me antojara.

Lo primero que hacia era revisar la ropa interior de esta Sra. llamémosla Silvia, me encantaba tocarla, mirarla, ponérmela, me dirigía al baño a buscar alguna ropa interior colgada y finalmente me dirigía al cesto de ropa sucia, donde revisaba y revisaba, hasta encontrar el premio mayor, una tanguita sucia, con olor, manchada…ah..si!..como gozaba, no podía dejar de olerla y tocarme al mismo tiempo, me excitación era tal que llegaba a pasarle la lengua también, finalmente acababa y me tranquilizaba.

En una ocasión mi padre viajo por negocios con unos socios así que me quede solo en casa con Silvia, ella tenia una vida social, muy activa también, asi que nos veíamos poco. Una noche salio a cenar con sus amigas y aproveche para el rito casi diario de mi masturbación, no conforme con tener su ropa intima sucia en mis manos, decidí buscar en los cajones de mi padre alguna foto algo sexy de ella, fantaseaba con encontrar fotos desnuda de ella, pero lejos de eso, solo encontré fotos familiares, revisando me quede observando una donde ella estaba en malla tomando sol…me gusto, me excito, decidí tenerla…me dirigí a mi habitación, termine de sacarme la poca ropa que tenia..me acosté…puse su tanguita en mi cara..con una mano observaba su foto y con la otra me pajeaba lentamente, disfrutaba cada segundo de esa paja, finalmente acabe, y me limpie con el papel higiénico que siempre tenia preparado bajo mi cama.

Era una rutina luego de acabar, dirigirme al baño, vestirme y a veces mirar un poco de TV. Pero esa noche, seria por la hora, ya tarde, o por lo extenuado de la paja, me quede dormido. Abrí los ojos, era sábado por la mañana, no tenia compromisos de estudio, mire la hora, 10:15 AM, miro hacia mi puerta y estaba cerrada me observo y me quede pálido, estaba desnudo con la prenda intima de Silvia hacia un costado de la almohada y su foto a un costado de mi brazo. No puede ser posible pensé, me quede dormido, la puerta estaba abierta, ya que siempre estoy solo cuando realizo mis pajas, me dio muchísima vergüenza, era seguro que Silvia había llegado a la noche tarde y me cerro la puerta para que no me despierte con ruidos.

Me levante, abrí mi puerta despacito y me dirigí rápidamente al baño, Salí de el y lo único que pedía era que Silvia hubiese salido a hacer compras o lo que sea para no verla, pero no, estaba en la cocina haciendo tareas domesticas.

-- Buen día! Me dijo, casi sin mirarme

-- Buen día. Le conteste con un hilito de voz que parecía de jardín de Infantes. Me hizo el desayuno y casi no cruzamos palabras.
No podía dejar de pensar en eso, y a veces ese estado de vergüenza pasaba al de excitación desmedida al imaginarme la situación, ella observando mi cuerpo desnudo con sus prendas intimas en mi cama, su foto, todos signos mas que evidentes de que me masturbaba pensando en ella…Que habrá sentido?, Se habrá excitado?, pensara que soy un pervertido?...en fin, miles de interrogantes volaban por mi cabeza.

El sábado prosiguió normalmente, por la tarde llegaron amigas de Silvia a tomar el te y hablar de miles de cosas al mismo tiempo yo salí un rato a visitar amigos. Ya anocheciendo, regrese y Silvia en la cocina me pregunto si quería cenar, le conteste que si, tenia mucho apetito. Cenamos, me contó algunas cosas, nada importante y se fue a la habitación.

– Hasta mañana, que descanses. Me dijo.

jueves, 15 de diciembre de 2011

Me volvi una verdadera PUTA!!!!

Yo era la típica chica buenita del barrio, la formadita, la que no había roto un plato, y era verdad,estudiaba mucho, me iba a casa temprano, mientras mis amigas y amigos se lo pasaban de puta madre hasta la mañana siguiente. La verdad es que hasta los 17 años casi no había estado con ningún chico haciendo nada, bueno…unos besos y pero poca cosa. Estar desnuda con un chico en la cama y hacer más...
cositas, ya me entendienden, casi al cumplir los diecisiete cuando alguna de mis amigas ya garchaban de lo lindo con 14 o 15…más vale tarde que nunca jajaja…
Pero no les voy a contar quién, cuándo y cómo me desvirgó sino lo que pasó más adelante, algo que todavía estoy alucinada y que por supuesto no he contado ni creo que contaré nunca a nadie,
pero que me apetece much ísimo escribirlo, lo necesito y creo que me va a excitar también, y claro, lo que quiero también es que se exciten ustedes, chicas, sobre todo,
y si tienen historias así que contar que lo hagan, me encantaría leeros.
Antes de nada decirles que vivo en casa de mis padres y tengo un hermano mayor que yo, de 23 años, que está muy bien, jajaja…a mí siempre me decía cuando era más chica que era muy flaquita
y muy poca cosa, que tenía que engordar y eso, pero ahora ya no me dice eso, me dice otras cosas peores jaja…que ya les iré contando poco a poco…ah!!! Y quien le hace engordar soy yo a él,pero ya saben a qué parte de su cuerpo me refiero cuando la engordo bien gorda!!! La verdad es que sí, soy flaquita, mido 1.50 y peso 40 kilitos de nada, pero estoy bien buena!!!
Si no me lo digo yo quién me lo va a decir!!! Tengo un cuerpito muy bien hecho, un culito redondito, unas tetitas pequeñitas pero jugosas y firmes y duras y acariciables y hmmmm…me encanta tocarme
los pezones mientras me masturbo en mi cama.
Cuando conocí a Ana, mi mejor amiga ahora, cambió mi vida. Dejé de ser la niña buena y dulce para conocer un mundo desconocido para mí hasta ese momento.
Empecé a salir por la noche, a tomar alcohol, a fumar, a ir con chicos…y esto es lo que más me gustó. Descubrí el placer de que me mirasen, de que se fijaran en mí, me tocaran, me acariciaran,me besaran con lengua, me pusieran sus manos por encima de mis tetas, metieran sus dedos bajo mi tanguita…me ponía a mil cada vez que pasaba y me gustaba cada vez más y más…Y claro, no lo podía disimular porque empecé a cambiar de aspecto exterior. Me maquillaba más, me ponía ropa más sexy , tallas cada vez más pequeñas para marcar todo mi cuerpito, me encantaba provocar a los chicos del barrio que antes ni sabían que existía, me tomaba venganza calentándoles y eligiendo solo a los que me gustaran a mí, hmmmmm…En mi casa comenzaron a preguntarse con mi nuevo aspecto, sobre todo mi papa, me retaba y me decía que me iba a encerrar en casa y no me iba a dejar salir pero todo era de boca, luego nunca hacía nada, siempre estaba viendo el fútbol o cojiendo con mi mama, que no nos dejaban dormir a mi hermano ni a mí los gritos que pegaban desde su habitacion. Yo creo que cuando más enojado estaba conmigo por la ropa que llevaba y las malas notas que traía a casa más y mejor se cojia a mi madre, jaja…por los gritos que pegaba ella!!
Pero qué mala y qué puta soy,pero es que creo que soy de esas personas que les importa el sexo mas que el resto de la vida pero para mi es asi,sino porque haría todo lo que hago?
Bueno,una tarde cualquiera, una más, estaba arreglándome para salir de fiesta un sábado. Me había comprado un vestidito blanco que sabía que iba a causar furor esa noche(para eso vamos a esos lugares.o no?),
quería levantarme a un amigo de mi hermano que me levantaba muchísimo el muy puto! y había ido de compras con mi amiga Ana y ella también quería comprárselo porque era hermoso pero le dije
que me lo quedaba yo, que ella mire otra cosa, que no íbamos a ir las dos con el mismo vestido. Me pegué una buena ducha, me puse un tanguita blanquito también muy chiquitito y muy cómodo
que me dejaba al aire mi culito travieso, un corpiño suave y delicado que me tapaba mis deliciosas tetitas, también blanco, iba toda de blanco, pura y virgen jajaja…que nadie se lo crea!!!
Y encima el vestidito ceñido, bien ajustado a mi cuerpito, haciéndome una silueta casi perfecta, hmmm…me miraba y me ponía como loca!! El pesado de mi papa estaba puteandome toda la tarde para que saliera del baño, pero yo me tomo mi tiempo para estas cosas, y se ve que eso le puso muy nervioso, que salga ya, que ya salgo, pesado!! Cuando salí del baño quería pasar por mi cuarto a recoger el dinero y otras cosas, así que tuve que pasar por el salón donde estaba mi papa y lo que pasó ahí todavía es algo que no me puedo creer, por más que lo piense,fue algo alucinante, increíble y la verdad, muy morboso, aunque al principio me acobarde un poco.
Llego al salón y mi padre que se levanta del sofá y me empieza a gritar qué ropa me pongo, que parezco una puta, que no tengo vergüenza, unas barbaridades que yo alucinaba.
En realidad ya en otras ocasiones me había dicho más o menos lo mismo pero en otro tono, pero esta vez eran a gritos y muy enojado, pero lo que no había hecho nunca es que me agarra del brazo y me empuja para un lado y otro y me sigue gritando que si puta que si la ropa que llevo de mierda. Yo le respondo, todo hay que decirlo, le digo también que no es más que un boludo y se lo digo porque cuando le oigo cojer me lo imagino a lo bestia, y aunque no se lo digo, pienso que sí, que yo puedo ir con esa ropa provocativa pero a él también le gusta el sexo y coje en casa a gritos y no le digo nada, pero no se lo quiero decir y solo le respondo que me deje, que es un invesil y un pajero…Se ve que todo esto le hace enojarse más y más y de repente me doy cuenta de que está alzado el muy hijo de puta, ¡¡¡¡¡¡y semejante pija tiene!!! El tipo parece que se le va a reventar!! Y entonces el no da más, se baja el patalon y me saca un pene
que no había visto en mi vida (y no he visto otro igual todavía).
Ahí es cuando me asuste de verdad porque creía que me iba a violar y si me la mete a lo bestia con esa cosa me destroza (ahora comprendo porqué mi madre grita tanto, jajaja).
Lo miro y me dice con voz de loco “Chupame la pija, puta”. Sin pensar en lo que estaba haciendo, sin pensar si era mi padre o un desconocido, en una escena inimaginable para mí,me arrodillé y me puse a la altura de su gran pene, se la agarre con mis dos manos porque con una sola no podía y empecé a pajearlo mientras le decía “basura, hijo de puta, más que pajero”y él no paraba de insistirme “puta, chupamela, chupame la pija, cometela putita”. Me la metí en mi boca, casi me ahogo, semejante pija tiene mi papi,empecé a moverme como una loca, nunca había chupado una pija de ese tamaño ni de esa manera, estaba enloquecida, no acierto a saber si estaba caliente, o asustada o qué,pero conforme iba tranquilizándome me iba gustando, y acabé por disfrutar de comerme una pija como esa, no sé cuánto tiempo estuve tragando, creo que no mucho, porque con lo alzado que iba él,se debió acabar pronto. La acabada fue de locos, llenó el mobiliario del salòn de leche, aquello parecía una manguera a presión, salía leche hacia todos los lados,menos mal que a mí apenas me cayó nada porque no me gustaba (todavía) que se corrieran en mi cara, aunque unas gotitas sí me llegaron a mis labios y a mi lengua…hmmm…no estaba tan mal como yo pensaba, calentita y jugosa…Todavía sin ser muy consciente de lo que había pasado y como queriendo salir corriendo de allí, me levanté y le dije para que me dejara en paz de una vez que ahora ya sabía que su hijita buena se había convertido en una buena putita.
Fui a mi habitación, agarre mis cosas y salí disparada a la calle.
Me encontré a mi amiga Ana enseguida y empezamos a tomar, por supuesto que no le conté nada pero algo raro me veía porque no hacía más que prenguntarme qué me pasaba…Si yo te contara, pensaba yo!!! Tomamos y nos fuimos al boliche, ya más tranquila y dispuesta a ver al chico que quería ver, con mi vestidito blanco que ¡¡vaya!! ya había causado furor como yo pensaba pero no como yo quería, jaja…
Estaba bastante borracha cuando nos subimos a bailar como buenas putas mi amiga y yo a un escenario que habian hecho, tocándonos un poco y provocando a todos los tipos que había abajo…a todos,incluso a mi hermano, porque cuando bajé…hmmmm…por lo que parece, aquella noche todo iba a quedar en familia, jaja…Hasta la próxima!!!Pau

martes, 13 de diciembre de 2011

Lo sé...

No sé si ocurre de veras, no sé si se trata sólo de algo que me gusta creer, pero me encanta pensar que puedo advertir cuándo él está excitado.

Cuando conoces bien a alguien puedes verlo, aún sin intención por su parte de hacerlo saber, sin que se percate siquiera de que tú lo sabes. Por una mirada perdida, o muy fija y penetrante; por un temblor en el pie, la pierna, o por darse palmaditas en la rodilla; por una respiración agitada o todo lo contrario, un suspiro muy profundo; por un morderse el labio, generalmente el inferior, bien por un lado, algo más recatado, o bien todo él, cuando la pasión es más incontenible.

Pero sin duda lo más satisfactorio es detectarlo en la manera en que te mira. Esa mirada que te absorbe, que casi intimida, atravesando tus ojos para llegar a tus pensamientos y leer, porque así quiere él que sea, las mil guarrerías que andan rondándote le cabeza. Puede parecer sólo una mirada fija, pero tú sabes que busca eso. Así que le correspondes despistadamente con un leve gesto lascivo, como lamerte el labio suavemente con la punta de la lengua, que puede que él ni advierta de forma consciente, pero que es la confirmación de lo que buscaba, y desata ya un deseo irrefrenable.

Y pasa a atravesar ahora con la mirada tu ropa; sabe bien lo que hay dentro, así que lo imagina a la perfección, como si lo estuviera viendo. Esto le enciende sobre todo si hay gente delante, porque te tiene ahí desnuda, entre otras personas, pero sabe que sólo él puede disfrutarlo.

Aunque a solas tiene también su encanto, porque puedes llegar más allá sin escandalizar a nadie, si es que no quieres hacerlo. Utilizar los movimientos de tu cuerpo, no en sí eróticos, pero sin duda sí en este momento: una presión fuerte con la mano en el cuello, como masajeando; un estirar los brazos hacia atrás como desperezándose, apretando bien el pecho hacia delante; abrirse el escote, sacudiéndolo como para bajar las altas temperaturas de tu cuerpo caliente, a la vez que se deja ver tímidamente alguna imagen íntima; rascarse despistadamente un pecho, bordeando el pezón para terminar dándole un suave pellizquito... Y de aquí a una caricia que baja por el costado, atraviesa el vientre, y roza el pubis hasta perderse en el muslo... no hay nada.

Cuando ha llegado a este punto, en el que mezcla la realidad con sus sucios pensamientos hasta casi no percibir lo que es una cosa y lo que es otra, puedes jugar con él descaradamente sin que se dé cuenta, llevándolo hacia donde tú quieres, pues en el fondo estás ya tan excitada como él y quieres sacar partido a la situación; así que empiezas, por ejemplo, apoyando la barbilla sobre la mano, lo que te permite jugar con algún dedo en tus labios. Estos se mantienen primero cerrados, pero pronto los abres y permites que el dedo entre suavemente para acariciarlos por dentro, hasta llegar al momento tan deseado por él en el que tu boca toma parte activa en la jugada y chupa el dedo. Esa ligera succión le transporta irremediablemente a similares movimientos que tantas veces te ha visto hacer en su pene; así que tu dedo pasa a ser, en su imagen mental, la puntita de su polla. Y cada vez que haces entrar y salir el dedo de tu boca, para él en tu boca entra y sale, a punto de estallar, su gran capullo.

Y por supuesto, en tu cabeza ya también. No lamerías así tu dedo si no estuvieras imaginando que es otra cosa. Así que, ya desinhibida, lo lames, lo chupas, lo haces entrar y salir con vigor, lo mordisqueas, y si todavía puedes, vas acercándote hacia él. A mí, generalmente, no me da tiempo; es él quien viene hacia mí, con la bragueta bajada y me mete la polla en la boca, como ambos estábamos deseando. Puede incluso que él crea que me pilla por sorpresa. No sabe cuanto rato llevo conduciéndolo hasta aquí...

Pau

Vecinito...

Hola a todos. Me llamo Fernanda. Fer. soy morocha, tengo 24 años y mido 1,72. Mis amigos dicen que estoy bastante buena, tengo "un culo bonito, unos labios carnosos y unos pechos perfectos" segun dicen , aunque no son grandes, son normalitos .
Vivo sola en un pequeño piso de La plata.
Acabo de darme una ducha caliente y me he acariciado el cuerpo con aceite. Me gusta sentir la suavidad de mi piel, y acariciar mi sexo sin vello. Procuro estar siempre completamente depilada.
Hace cosa de un mes tras una larga ducha, fui a mi habitacion a darme aceite sin darme cuenta de que las cortinas de la ventana estaban totalmente abiertas.
Mi edificio tiene un patio interior y la ventana de los vecinos de enfrente esta a escasos metros de la mia.
El caso es que mientras me untaba vi de reojo a alguien en la habitacion de enfrente, cerca de la ventana. Era un pibe de unos 18 años que parecia estar estudiando.
Me habia visto, y con la boca abierta me miraba como acariciaba mi cuerpo.
Hice como si no me hubiera dado cuenta y segui con lo mio, cada vez mas despacio. Me situe de forma que pudiera verme entera, sin perder detalle.
Acaricie mis pechos y fui bajando una mano hasta mi sexo que empece a acariciar suavemente.
El pibe se habia levantado y tenia una mano bajo su short. Cada vez la movia con mas impetu.
Me sente sobre una silla y empece a introducirme un dedo y despues dos. Le vi quitarse la ropa, le estaba estorbando.
Movia su mano a ratos deprisa a ratos despacio, como si quisiera aguantar mucho tiempo sin llegar al final.
Yo estaba empapada en mis jugos.
Entonces se me ocurrio mirarle de frente…
Al principio parecio detener su mano pero al ver que seguia acariciandome mientras le miraba volvio a un ritmo mayor. Me excito mucho mas que no se cortara.
Saque mis dos dedos mojados y me los lleve a la boca jugando con mi lengua y limpiandolos bien de jugo. Eso le excito mucho ya que agarro apresuradamente sus calzoncillos y se los acerco a su miembro. Le vi encogerse entre pequeños espasmos. Se habia acabado.
Levanto la cabeza y me miro bastante timido. Le sonrei, mire su pene aun en alto, y con mis manos le hice señas para que me lanzase su calzon. Puso cara de sorpresa, como si no se lo creyera. Hizo una bola como pudo, con cuidado de que no cayera nada del contenido, y lo lanzo a traves de la ventana. Alce los brazos y el calzon me cayo en el pecho.
Lo tube en mis manos. Le mire, y poco a poco fui abriendo la bola.
Alli estaba… una gran cantidad de semen empapando la tela, como si hubiera acumulado años de leche en sus huevos.
Con dos dedos recogi parte del liquido y me lo lleve a la boca. Mmmmm, estaba caliente...
El nene se empezo a tocar de nuevo.
Volvi a tomar mas de su nectar y lo deje caer en mi lengua, para despues tragarlo mientras le miraba. El estaba totalmente embobado mientras aumentaba su ritmo.jeje
Entonces me lo acerque a la cara, pero de forma que viera todo, y empece a lamer la tela, pringando mis labios de semen, bebiendo, lamiendo, absorbiendo cada milimetro... dejandolo mas humedo con mi saliva... le oi gemir de excitacion.
agarre entonces el calzoncillo y me lo puse como si fueran mi tanga, subiendo todo lo que pude para que la tela mojada se uniera a mi vagina humeda, y empece a acariciarme por encima de ella sintiendolo todo. Cada vez con mas entusiasmo, estaba tan excitada, empece a concentrarme en darme placer y por lo que veia el no paraba de hacer lo suyo.
Me acabe en un intenso y duradero orgasmo que hizo flaquear mis piernas, y pude ver como el chico llegaba dentro de lo que parecia una media doblado…
Poco a poco nos recuperamos, le sonrei, el me hizo señas para que le lanzara su calzon, mojado de mis jugos y de saliva y semen.
Me lo quite despacio y se lo lance. Lo tomo en sus manos.
Lo miraba como si fuera un tesoro. Me dedico una sonrisa.
Le dije byee con la mano, cerre las cortinas y me fui a darme una larga ducha caliente...

Fer....

Viaje Escolar

En los dos primeros años de secunadaria me desenvolvi de manera perfecta en el sexo, desde que cogi con la hermana de mi ex novio todo fue diferente. Apenas en la segunda semana de septiembre la escuela preparo un viaje a Rosario. se me hizo aburrido el viaje pero era obligatorio ir.
Mi amiga deniss y yo andamos siempre juntas y sabemos todo. El viaje de ida fue hacer nada y de mas pero cuando regresamostodo fue diferente. resulta que la maestra que iba con nosotros en el autobus no se sintio bien y se regreso con otro grupo para ser vigilada asi que no teniamos autoridad en el bus. los nerf´s se fueron hasta enfrente y todos los demas veniamos atras.
Todo empezo cuando Rodrigo y Juan Cruz empezaron a querer tocarnos las nalgas, mi amiga se dio cuenta y me dijo que ella escogia a Juan Cruz.
Rodrigo es simpatico y muy inteligente en la clase y se me hizo raro que viniera con nosotros asi que solo espere el momento.
la mayoria de los que nos juntamos veniamos atras y s dieron cuenta que mi amiga y Juan querian privasidad y se la dieron solo que Rodrigo y yo quedamos atrapados en el fondo del asiento trasero, colocaron los sweter´s para tapar el asiento y no se veia nada.
Rodrigo no hacia nada y yo con las ganas que tenia.
De repente el autobus se detuvo y Rodrigo se asomo se volvio a sentar y me dijo que era el trafico. en eso me miro y nos comenzamos a besar, poco a poco empezamos a calentarnos y hasta que no pudo mas y me toco los senos su otra mano busco mis nalgas y cedi de repente de un tiron bajo mi poyerita y se dio cuenta que no traia nada abajo comenzo a meter sus dedos en mi conchita e hizo que me viniera, pero ahora me tocaba a mi y lo sente en el asiento y me agache hasta que le descubri el pene que escondia, estaba tan mojado que fue facil comenzar a mamarlo hasta que se vino en mi boca y sin avisarme.
me levante un poco y penso que era todo hasta que lo tire hacia abajo se arrodillo en el piso y yo recargada en el asiento quedando exquisitamente empinada. note su cara de desconsertado y me acomode enfrente de el, le di a desear mi conchita y el no espero mas que metermela, senti tan rico que casi a los tres o cuatro pijasos que medio me venia, asi que me controle pero con esas fuerzas con las que me tiraba de mis caderas empinadas no pude mas y me vine se detuvo y me dijo que lo habia mojado todo, de repente comenzo a moverse de nuevo y hasta que nos volvimos a venir. Nunca nadie se habia vaciado denro de mi, ni siquiera nos inquietamos.
pense que ahi quedaba todo y se sento a un lado de mi, me tiro de las caderas e hizo que quedara de frente a el lo volvio a meter y me comence a mover de nuevo senti como se inchaba cada vez mas su pene y me exhitaba tanto que solo escuche cuando me decia sigue linda sigue... y senti como de nuevo se volvia a vaciar dentro de mi no pude mas de tanta exhitacion me volvi a venir con el.
me quede asi arriba de el y senti que su pene no se daba por vencido asi que lo puse a prueba y me empine en el asiento,le dije que si estaba cansado y no dijo nada solo se paro y de tan mojados que estabamos me comenzo a lubricar mi culito,de tan exhitada no pude mas que accedi a que mediera por primera vez por ahi, senti tan inchado su pene que solo volvi a sentir
excitacion y como me venia y el seguia y seguia hasta que se volvio a venir. y de nuevo dentro de mi. comenzamos a ver luces de una gasolinera y una tienda. nos levantamos y nos limpiamos.nos percatamos de que no solo mi a miga deniss, Juan,Rodrigo y yo veniamos disfrutando el viaje logre ver a mas de 4 parejas junto a nosotros. apagaron la musica y todos bajamos,compramos gaseosas papas y mas chucherias. me acerque a la farmacia que habia y le pedi delicadamente a la chica que atendia una de esas pastillitas antiembarazo,y cuando me dispuse a pagar aparecio Rodrigo y pago.
subimos al bus y volvimos a nuestros lugares me propuso que fueramos novios y que salieramos, solo accedi por que hizo de un viaje aburrido fuera una verdadera satisfaccion. y que bien lo hizo.
Volvimos ha hacerlo al siguiente dia en su casa solo para aprovechar las pastillitas, pero eso se lo cuento en el siguiente relato.

Bye... besos y sigan divirtiendose sana mente.Lore

lunes, 12 de diciembre de 2011

Me gusto mucho...véanlo!

La muy puta se contoneaba por toda la funeraria, haciendo gala del culo que tan orgullosa le tenía, ayudada por los jeans que le ceñían de una manera tal, que permitían imaginar su forma desnuda.

De cintura angosta y tetas siliconas, grandes y ostentosas, con una cara de lascivia capaz de erguir el mástil del más caballero. Se pavoneaba sobre las botas altas que sobre los jeans llevaba
y que hacían se inclinara de tal manera, parándole otro tanto el culo y...

respingando mas sus exhuberancia pectoral.

Estuvimos hablando un rato, acerca de lo lamentable de la situación, pero ambos deseábamos saborear nuestros cuerpos extasiados, supurando jugos deliciosos y recibiendo nuestros manantiales
de placer, una y otra vez.

En un momento fue ya imposible mantener una conversación, yo le miraba las tetas la cara, el culo y ella me saboreaba la verga con la mirada mientras se apoyaba en mi pecho para “consolarse”.

Vamos a tomar aire- dije- a lo que ella accedió tomándome de la mano y llevándome al balcón. Era de madrugada y ya casi no circulaban carros por la avenida cuando sentí como aprisionaba mi grande
con su mano. La perra lo encontró entre la ropa y comenzó a jugármelo, aprovechando el líquido que el pobre escupía desesperado.

Acá hace mucho frío – dijo- vamos al baño – sugirió, y sacando su mano de entre mis pantalones lamió sus dedos mojados con mi semen. Recuerdo, no más, que al entrar al baño lo cerró con llave
y prensó su entrepierna contra mía mientras me agarraba el culo y me lamía los labios.

Quitó mi ropa rápido y ya en bolas me mamó duro, suave… rico, todo el falo. Era una puta experta, que hacía ruidos con la boca, me decía que le encantaba chuparla y me manoseaba los huevos
con sus uñas largas.

Casi sin poder respirar, temiendo que alguien nos descubriera, le quité la chaqueta, la blusa, el corpiño, y comencé a mamar aquellas tetas, siliconas enormes y relucientes de sudor y éxtasis.
Sudaba, jadeaba, gemía y sentía mi lengua, labios y dientes desgarrándole los pezones.

Se apartó dando un gritito de placer y mientras me veía a los ojos se quitó el jeans que tanto bien le hacian, para descubrir una pantaleta de encaje sin costuras, que se perdía entre sus nalgas
perfectas y redondas. Su sexo húmedo esparcía su aroma por el lugar y así, se colocó una vez más frente a mí, y comenzó a besarme el cuello y el pecho.

Llegada su boca a mi verga, se agachó cuanto pudo y con su lengua tocó mi perineo, mientras respiraba profundo para sentir mi olor y regresar hasta mi escroto humedeciéndolo todo.
Metió uno de mis testículos en su boca y ese fue el acabose para mí. No pude más, le tomé del pelo y ordenándole que abriera la boca comencé a perforarle la cara.

Una y otra vez embestía su garganta, mientras ella se sujetaba fuertemente de mis piernas, como quien le falta el aire, pero disfruta su ausencia.
Le saqué el glande y lo pasé por toda su cara corriéndole el maquillaje. Era mía, era mi puta.

La levanté halándola del pelo, la llevé hacia el lavabo y después de arrancarle la pantaleta le perforé su chocho. Estaba empapada,
escurría de placer y comenzó a gemir sin importarle que alguien nos pudiera escuchar.

Me sujeté de sus tetas mientras la puyaba una y otra vez y acabé dentro de ella cual bestia en celo, solo quería más, repetía y volvía para nunca desocupar su hoyo carnal de placer.

Cuando terminé, la tomé del pelo y luego de darle un beso apasionado la arrodillé frente a mí para que limpiara aquel desastre. Se chupo mi falo con cariño, con primor y luego se levantó
para darme un besito sobre los labios.

Sal tu primero- dijo, y se dio la vuelta para agarrarse el pelo en una cola. -Yo salgo en un momento, solo quiero arreglarme.

Anonimo

sábado, 3 de diciembre de 2011

Don Antonio, el abuelo de mi amiga Julieta, me desvirgó.

Me llamo Paula, ahora tengo 19 años y trabajo en la oficina de don Antonio Ponsio, el abuelo de mi amiga Julieta, su empresa es la principal fábrica –casi la única, las demás han cerrado por la crisis- de esta pequeña ciudad en la que todos nos conocemos

Soy soltera, y creo que lo voy a seguir siendo bastante tiempo, no quiero complicaciones, porque ya estoy bien como estoy, tal como sospecha mi amiga Julieta, desde bastante antes de entrar a trabajar para él como una de las auxiliares de su secretaria, soy también la amante de su abuelo desde que era una adolescente hace años. Digamos que creo que soy la "fija", porque es evidente que en sus viajes o ausencias temporales debe tener otros líos, o sea, que aprovecha todas las ocasiones que se le presentan.

De todas maneras, en la empresa trabaja también como adjunto a la dirección su nieto mayor y heredero, el hermano de Julieta, Daniel, de 27 años, don Antonio piensa que ya es hora que empiece a aprender a llevar la empresa de la que un día será el dueño. Daniel es un chico gordo, igual que su abuelo, y se pasa el día mirándome los muslos y los pechos porque yo soy, con mucha diferencia, la más joven y linda de las chicas de la oficina. Daniel está casado con una mina un año mayor que él, Sandra, heredera de una de las explotaciones agropecuarias más importantes de la zona. La gente dice que el matrimonio fue idea de un clérigo de la curia de la diócesis, amigo de las dos familias. Sandra y Daniel tienen ya un niño de seis meses que se llama antonio, como su abuelo. Tendría gracia que con el tiempo acabe yo siendo la amante del abuelo y del nieto, cosa bastante posible tal como me mira cada día Daniel, que me conoce desde niña por ser amiga de su hermana Julieta desde la escuela primaria…

Julieta no ha querido saber nada de la empresa, estudia para ser profesora de Matemáticas, y supongo que toda la vida, desde que éramos niñas, ha estado enamorada de mi, siempre que dormimos juntas me besa y me toca, y yo a ella, es muy agradable acariciarnos con ternura. El padre de Julieta y Daniel, el hijo de don Antonio, murió hace bastantes años en un accidente de tránsito al caer su coche por un acantilado por exceso de velocidad. Murieron él y la chica que le acompañaba, una joven modelo, en un escándalo que fue muy comentado en voz baja en la ciudad.

En este relato pretendo explicar todo lo que recuerdo del ya algo lejano día en el que don Antonio, mi actual jefe, el abuelo de Julieta, me desvirgó cuando las dos todavía estudiábamos en la Secundaria. Yo me puse a trabajar cuando tuve 17 años, don Antonio –mi amante- me paga la enseñanza profesional de administrativa y secretariado, y Julieta estudia en la Universidad la licenciatura en Ciencias y Matemáticas.

Todo pasó de una manera muy natural, casi sin darnos cuenta, aunque parezca una tontería decir esto. Hace falta conocer el ambiente de esta pequeña ciudad de provincias, todo son nieblas confusas, mensajes sobreentendidos, rumores, palabras musitadas, sonrisas reveladoras, miradas explícitas que te atraviesan. Yo era muy amiga de Julieta, habíamos ido juntas al cole, y siempre había entrado libremente con ella en la fábrica, en la que trabaja mi padre, y en la casa de su abuelo. Los años habían ido pasando, sucedieron muchas cosas, la muerte del padre de Julieta entre ellas, cosa que nos unió más y yo casi no salía de su casa, muchas noches la consolaba cuando ella no paraba de llorar. Fuimos creciendo, y dejamos de ser niñas, me salieron los pechos y se me marcó el culo, y en el espejo yo me daba cuenta de que me había convertido, igual que Julieta, en una chica muy linda aunque de un estilo diferente las dos, ella más bien tirando a un aspecto nórdico algo anoréxico y yo a chica latina de cabellos castaños y formas muy marcadas.

Y, claro, también se había dado cuenta don Antonio, el abuelo de Julieta. Noté que me observaba no como antes, no como a una niña, sino con la mirada de deseo hacia una mujer que ya conocía de verla en los ojos de los chicos del Colegio. Y me di cuenta aquel verano, cuando era evidente que siempre que estaba yo bañándome con Julieta y otras amigas del Colegio en la piscina de la casa de don Antonio, éste aprovechaba cualquier momento para acercarse y fotografiarme, especialmente los días que yo llevaba aquel minibikini negro que me queda tan bien. Me divertía pensar la gran colección de fotos mías y de las otras chicas que debía tener el abuelo de Julieta. Un día me confesó Julieta que desde que Margarita, su segunda esposa, veinte años más joven, se separó de él, su abuelo Antonio siempre va eso que se dice "caliente", y muchas veces se va a pasar un par de días a la capital, de la que vuelve siempre muy contento y alegre, por lo que Julieta supone que no va precisamente a encerrarse a rezar en el claustro de la catedral.

Y llego ya al núcleo del relato. Una noche que estuve durmiendo con Julieta, fui al lavabo, y coincidí con él en el pasillo, yo volvía y él iba.. Don Antonio vestía solo un pantalón de pijama muy elegante, y yo una camiseta hasta el ombligo y unas braguitas estilo tanga. Realmente era impresionante, ya le había visto yo muchas veces en la piscina en bañador y sabía que está muy gordo, pero era muy diferente tenerlo ahora, tan cerca, de noche y en pijama. Se quedó mirándome sonriendo, sin dejarme pasar. Yo me quedé parada con la mirada fija en el extraño tatuaje que don Antonio tiene en el brazo derecho. Al final, se apartó, y al pasar a su lado me dijo en voz baja "¡Hermosa!", y me dio un pellizco en el culo. Yo me giré, sorprendida, y vi de nuevo su sonrisa satisfecha, mientras me hacía un gesto obsceno que nunca habría esperado de él, me señaló a mi, después a él mismo, y entonces introdujo un dedo en un círculo formado por dos dedos de la otra mano. Me quedé muy parada, lo entendí perfectamente,e instintivamente, sin pensarlo, le enseñé el dedo mayor de una mano con los otros cerrados en forma de puño. Pero él no se enfadó, como respuesta aún hizo algo peor, me enseño la lengua moviéndose y se tocó el pene como si se lo estuviese meneando. Entré en la habitación con el corazón palpitando, no me creía lo que acababa de pasar, Julieta dormía pero aunque estuviese despierta no podía explicarle nada de lo que había hecho su abuelo, no pude dormir, cientos de imágenes me venían a la cabeza, entre ellas, naturalmente, las de don Antonio violándome en cualquier lugar de la casa.

Por la mañana, desayunando, yo evitaba mirarle y hablaba con Julieta, pero me di cuenta de que él no dejaba de observarme sonriendo. Yo sabía que no debía crear ningún problema, el abuelo de Julieta es una de las personas más importantes y respetadas de esta pequeña ciudad y mi padre trabaja en su fábrica. Nos fuimos al Colegio en bici, mientras a él su chófer le llevaba a la fábrica. En un momento de descanso, en el patio, me di cuenta de que me había llegado un mensaje al teléfono, que no había oído porque en el Colegio es obligatorio tenerlos apagados o en silencio. Vi que el remitente era "abuelo Julieta", y el corazón me dio un vuelco, y abrí el mensaje muy nerviosa. Y aún lo estuve más después de leerlo. Don Antonio me decía:

"Mañana viernes no tenes clase por la tarde. Te espero con el auto en el puente del tren. Tenemos que hablar. Julieta no estará, mañana subirá al pueblo a ver a su tía. No faltes"

Me faltó la respiración.don Antonio me daba una cita para el día siguiente. Y no podía engañarme, los gestos de la noche anterior indicaban bien claramente sus intenciones. Pero tenía que arriesgarme e ir, si no lo hacía podía perjudicar a mi padre, y tal vez alejase a Julieta, mi mejor amiga, de mi. Y todo fue pasando como en una película, de forma automática, como si yo tuviese que obedecer el guión que un misterioso escritor hubiese diseñado, como si todo fuese inevitable…

Cuando salimos del Instituto al día siguiente, el chófer de don Antonio esperaba a Julieta para llevarla al pueblo en el que vive su tía, a 60 kilómetros de esta ciudad, en el campo, a pasar el fin de semana. Y yo, que había dicho en casa que me iba a casa de Julieta toda la tarde, cosa que en principio no era ninguna mentira, pero, claro, no era toda la verdad, me fui caminando hacia el cercano puente, en el que la carretera que pasa por la puerta del Colegio cruza por encima las vías del ferrocarril cerca también de las paredes exteriores del cementerio. Ya cerca observé estacionado uno de los coches de don Antonio, uno de los pequeños que pasa desapercibido. Suspiré, dudé, pero al final vi que don Antonio me hacía gestos desde dentro del coche de que me apresurase. Creo que temía alguien le viese levantando cerca del Colegio sin Julieta. Yo iba vestida con una camisa corta que me dejaba el ombligo al aire y pollera estrecha que revelaba el inicio de la tanguita. En los pies, un calzado deportivo,sin medias.

Abrí la puerta del pequeño utilitario y entré. Don Antonio me sonrió, me pasó los dedos por el brazo e intentó darme un beso. Yo aparté la cara, pero sentí sus labios en mi mejilla. Mi corazón ya se puso a mil, todo estaba pasando muy rápido, la película avanzaba y yo parecía que no podía hacer nada más que interpretar mi papel. Arrancó, y por una calle secundaria nos dirigimos hacia uno de los barrios periféricos de la ciudad.

Unos diez minutos después, se paró delante de un edificio de apartamentos nuevo. Delante había una explanada y un bosquecito que daba al riachuelo que cruza el sur. Pulsó un mando que llevaba en la guantera y se abrió la puerta del garaje. Descendimos por la rampa y estacionó el pequeño auto en una amplia plaza que debía ser la que tiene asignada. Paró el motor. Yo me quedé quieta. No habíamos dicho nada aún ninguno de los dos. Y, entonces, de golpe, me llegó el primer ataque. Don Antonio se giró hacia mi, me atrajo hacia él e intentó de nuevo besarme. Me resistí, pero fui cediendo, hasta que noté que sus labios se aplastaban en los míos, y con gran asco me di cuenta de que el abuelo de Julieta introducía su lengua en mi boca. Introdujo su mano dentro de mi camisa y me apretó un pecho. Grité y él me tapó la boca con la mano, riendo. Bajó del coche y me abrió la puerta. Salí sin dejar de mirarle, y de nuevo dirigió la mano a mis pechos, pellizcándome un pezón. Me agarro de la mano y casi me arrastró al cuarto del ascensor. Introdujo una llave y lo llamó. Entramos. Marcó el botón del cuarto piso y me sujetó por la cintura, dejando caer la mano hacia mi culo. Me aparté cuando me atraía hacia él. El ascensor se paró, él abrió la puerta y, sin dejar de agarrarme por la cintura, me llevó a una de las cuatro puertas del replano, el apartamento 4º 1ª, me acordaré toda la vida. Sacó otra llave, abrió la puerta, entramos, cerró y se guardó las llaves en el bolsillo.

Estaba oscuro, don Antonio abrió la luz, me llevó de la mano hasta el comedor. No era una vivienda muy grande. Supongo que lo justo para sus intenciones y aventuras. Subió la persiana para que entrase luz. Por el balcón se veía la explanada, el bosquecito, la línea verde que marca el recorrido del río y, más allá, unos campos de cultivo ahora en barbecho y, lejos, los edificios de otra barriada popular de la periferia de la ciudad cercana a la fábrica de don Antonio. Eche una ojeada al apartamento. La puerta, un pequeño recibidor, la cocina a la izquierda, el comedor a la derecha con la salida al balcón, un pequeño pasillo que daba a un cuarto de baño sencillo, una pequeña habitación con una cama individual y un armario, y una habitación más grande con ventana al balcón, en la que había armarios empotrados, dos mesitas de noche, una cama amplia de matrimonio, -me estremecí al verla-, un tocador y un mueble bar junto a un televisor de plasma que colgaba de la pared. Don Antonio me llamó desde el comedor.

Me esperaba sentado en la mesa del comedor. Había traído de la heladera de la cocina una botella de champagne francés de la única marca que conozco por haber visto que a veces don Antonio se la bebía en la hamaca junto a la piscina de su casa. En la mesa había dos copas de cuello estrecho y cuerpo largo.

-Respetemos las tradiciones,Paula, -me dijo- las cosas buenas hay que celebrarlas.

Dudé un poco, pero me atreví a decir.

-Bueno, ¿qué cosas buenas tenemos que celebrar, don Antonio?

-No me vuelvas a decir don Antonio, soy el abuelo de Julieta, dime sólo Antonio, ¿Estamos,Paula?

-ok, Antonio, como quiera.

-"Como quiera" no, de usted no, de decime "como quieras", ¿entendes, nena?

Asentí con la cabeza y dije.

-Como quieras, Antonio

-¡Así me gusta, cariño! Ya vas aprendiendo…

Sentí una extraña sensación al oír llamarme "cariño". Es lo que le dice papá a mamá…

-¿Y qué cosa buena celebramos, Antonio? –repetí

El abuelo de Julieta se puso a reír y me miró fijamente.

-La cosa buena eres tú, claro, ¿qué te pensabas?

Siguió riendo y yo noté que las mejillas me ardían. Don Antonio volvió a reír y me dijo:

-Te has puesto roja, Paula, vamos a brindar.

Abrió la botella de champagne dejando escapar el tapón hasta el techo. Llenó las copas evitando que se hiciese mucha espuma e inició el brindis mirándome directamente a los ojos:

-¡Por Paula, la chica más hermosa y simpática de la ciudad!

Hizo que su copa chocase con la mía, bebió e hizo que yo también bebiese todo lo que había en la copa. La verdad es que estaba fresco y muy bueno, a mi no me gusta el vino, pero este champagne pasaba como agua, tan fresquito y con sus burbujitas picantes. Volvió a llenar las copas, y las bebimos mientras comíamos de todo lo que había en la mesa. La verdad es que estaba muy bueno y yo tenía hambre, o sea que me lo acabé casi todo yo, don Antonio también picaba, pero más bien se dedicaba a mirar sonriendo lo que yo hacía. Me sentía tranquila, el pica-pica de tapas y la bebida me habían sentado muy bien , aunque tal vez estaba un poco mareada, me iría bien ahora sentarme un poco a descansar. Don Antonio me dijo entonces, como adivinando mis pensamientos.

-Voy al dormitorio a descansar un poco, nena. Si queres limpia la mesa un poco, nos ahorraremos trabajo cuando nos vamos, y después venis, ¿te parece?

Yo asentí con la cabeza, aunque no había pensado en ir al dormitorio a descansar, prefería el sofá del comedor, que se veía bien cómodo. Y, además, aún sentía el escalofrío y la extraña sensación que noté al llegar, cuando recorrí el apartamento y al entrar en el dormitorio vi la cama de matrimonio… Yo intuía, presentía que… Pero ahora aquellos pensamientos se iban, lo que me dominaba era la necesidad de descansar, tal vez de dormir un poco. Sí, seguramente había bebido demasiado champagne, no estoy nada acostumbrada a beber cosas con alcohol, Julieta y yo sólo tomamos normalmente gaseosa y a veces agua.

Cuando acabé de limpiar el comedor, tomé un poco de agua. Miré por el balcón que las nubes se habían ido cerrando y tal vez pronto se pusiese a llover. Miré a mi alrededor y, no podía hacer otra cosa, me dirigí hacia la puerta del dormitorio, que estaba entreabierta. Igual don Antonio se había acostado a dormir la siesta y ya se había dormido. Entré… Había encendido la luz de la mesita de noche, porque la luz del día que entraba a través de las cortinas de la ventana era cada vez menor, parecía como si ya estuviese anocheciendo. Y le vi. Le vi y me sobresalté de la sorpresa. Tuve el impulso de salir corriendo, pero me quedé como paralizada. Don Antonio estaba sentado en el borde de la cama, mirándome con expresión divertida, aunque a mi no me hacía ninguna gracia. Fumaba un cigarrillo que dejaba en un cenicero encima de la mesita de noche. Vestía un elegante batín, de color rojo, supongo que de seda, que llevaba abierto, de manera que vi todo su cuerpo, su pecho y su vientre recubiertos de un abundante pelo blanco, una leve barriga, casi imperceptible, me indicó que se conservaba en buena forma física. Y después de la barriguita… Lo vi… Sentí como unas arcadas y ganas de vomitar… Allí estaba… En su pubis… Un pene potente, largo, ancho, erguido hacia arriba, sobresaliendo de unos testículos abultados como pelotitas en una larga bolsa que le reposaba en la parte superior de los muslos. Todo revuelto en un bosque de ensortijados pelos canosos… Y las piernas con los pies desnudos reposando en la alfombra que había en el suelo… Se puso en pie y se me acercó sin cerrarse el batín, con todas sus partes al aire, yo retrocedí asustada. Me miró de forma muy extraña.

-No tengas miedo, Paula, tranquila, no va a pasar nada malo, ven a descansar conmigo… -dijo mientras llegaba a mi lado y ponía la mano en mi hombro.

Yo cada vez estaba más atemorizada. Me acarició la cara, sus dedos eran largos, su mano estaba caliente y húmeda. Me llevó hacia él y me apretó contra su cuerpo. Intenté separarme, y me sujetó por la cintura con más fuerza, hasta que dejé de moverme, mientras don Antonio me seguía mirando de manera que daba miedo, con una sonrisa que era como una burla. Entonces me di cuenta de que el hombre me había desabrochado los tejanos y me los estaba bajando con una mano, mientras con la otra me sujetaba por la cintura. Cayeron al suelo, y quedaron al descubierto mis muslos y la braguita que cubría mi sexo. Entonces me soltó, se apartó medio metro y me miró.

-Estás buenísima, nena, pero eso ya lo sabes, ¿no? –me dijo mientras seguía observándome con una expresión asquerosa en los labios y los ojos.

Agarró el cigarrillo del cenicero y dio un par de caladas, exhalando el humo muy lentamente mientras seguía con los ojos fijos en mi, como si estuviese valorando qué hacer. Al final dejó el cigarrillo de nuevo en el cenicero de la mesita de noche. Me dio la espalda, y, en el borde de la cama, se quitó el batín, quedándose completamente desnudo. Vi su espalda, con el sorprendente tatuaje de un dragón y una corona en el omoplato, y el culo, con las nalgas fuertes y bien marcadas para su edad. Separó las sábanas y el cobertor de la cama, se giró –volví a verle desnudo por delante, con el pene aún más erguido que antes-, y se introdujo en uno de los lados de la cama de matrimonio, dejando evidentemente el otro lado para mi.

-Vamos,Paula, nena, no seas tonta, que ya no sos una colegiala de primaria, ya sabes, quítate la ropita y veni a acostarte conmigo, estamos solos y nos vamos a divertir, ya vas a ver… - y mientras hablaba, me señalaba con la mano el lado libre del lecho, incitándome a ocuparlo.

Ya estaba muy nerviosa. Me acerqué a la mesita de noche. Señalé el cigarrillo encendido.

-¿Puedo…? –dije, alguna vez Julieta y yo habíamos fumado en la habitación cuando estudiábamos para un examen que sabíamos que seguramente suspenderíamos.

Don Antonio puso una cara de una cierta sorpresa, e hizo un gesto de asentimiento.

-claro, nena, ya te lo podes acabar. ¿Queres que te encienda uno nuevo? –me ofreció.

Dije que no con la cabeza. Agarré el cigarrillo de don Antonio, hice dos caladas, y lo volví a dejar en el cenicero. Mientras tanto, el hombre había abierto la otra mesita de noche, había sacado una botella y dos pequeños vasitos, y me ofreció un poco de whisky. Alguna vez lo había probado, y no me gusta nada. Pero esta vez lo acepté, creo que lo necesitaba igual que el cigarrillo, tomé el vasito y me lo bebí de golpe. Seguía sin gustarme, pero noté un ardor agradable que me subía del estómago a la cabeza y que me quitaba parte de la sensación de pánico que me había invadido cuando don Antonio me bajó la ropa y me dijo que me desnudase y fuese a acostarme con él.

Él me continuó mirando, esperando a ver que hacía yo ahora. Y tal como estaban las cosas, habiendo llegado hasta allí, yo sabía que sólo podía hacer lo que hice, además, mi padre trabaja en la fábrica de don Antonio, y no quería perjudicarle si me peleaba con el abuelo de Julieta. Suspiré profundamente y empecé a subirme la camisa para quitármela.

-¡Muy bien! ¡Estás buenísima, cariño! –dijo el hombre cuando mis pechos quedaron al descubierto, y empezó a aplaudir de manera que casi me hizo reír.

No me podía creer lo que estaba pasando. Tal vez era el whisky el que me estaba dando ganas de empezar a reír, no sé. El caso es que me acerqué al borde de la cama, y, poco a poco me fui bajando la braguita, quedando ya completamente desnuda mientras don Antonio dejaba de sonreír al verme ya sin nada encima y me miraba con los ojos desencajados y expresión terrible en la cara. Ahora sí volvió a sonreír al tiempo que me señalaba de nuevo el lado libre del lecho y me dijo:

-Veni nena conmigo ya!

Me acerqué y me senté en el borde de la cama, de espaldas a don Antonio. Enseguida sus manos empezaron a acariciar mi espalda, mi cuello, y me estremecí cuando las pasó debajo de mis brazos hasta tomar mis pechos y apretarlos como si fuesen dos pelotas de goma. Me tiró hacia atrás, hacia él, hasta que quedé acostada en la cama a su lado. Se giró de costado a mi lado y empezó a acariciarme, besarme, lamerme… Sus manos siguieron jugando con mis pechos, apretando mis pezones, yo empecé a darme cuenta de que aquello me estaba gustando mucho, pasó los dedos por el estómago, jugó con el ombligo, bajó por el vientre, y, finalmente, empezó a acariciarme el pubis, el sexo, me hizo gemir cuando introdujo levemente sus dedos apretándome el clítoris, momento en que hasta grité del extraño placer que sentí. Fue entonces cuando me separó los muslos después de acariciarlos por dentro haciéndome unas enloquecedoras costillas, y se colocó encima de mi, dejando caer todo su peso en mi cuerpo. Me besó, introdujo la lengua en mi
boca.

-Te voy a cojer, nena, ¿me dejas?

Yo no contesté, sólo volví a gemir y le mire aterrorizada pero muy excitada al mismo tiempo. Debía salir corriendo, pero sabía que nunca lo haría, no lo quería hacer, deseaba continuar.

-¿Me dejas que te coja, Paula? –repitió- No quiero que después me digas que te eh violado a la fuerza… Si quieres lo dejo y no pasa nada, tranquila… ¿Me dejas que continúe?

Le miré, hice un gesto de asentimiento con la cabeza, como autorizándole a seguir. Y conseguí decir algo:

-No me haga daño, don Antonio…

-¿Ya no te acordas, pequeña? –me contestó, dejando ir gotitas de saliva en mi cara al hablar tan cerca de mi- No me llames don Antonio, sólo antonio o Toni…

-Por favor, Antonio, no… -gemí de nuevo mientras mi cara, mi cuerpo, mi piel ardía y enrojecía de excitación y miedo

Y entonces él pareció ya enloquecer, perder el control, satisfacer todos sus deseos. Dio una especie de rugido y empezó a zarandear mi cuerpo con una fuerza terrible mientras hacía conmigo cosas que nunca pude ni imaginar en un hombre como él, el abuelo de mi amiga Julieta, el dueño de la fábrica en la que trabaja mi papa. Yo me agarré a él, me abracé a su cuerpo, sentí su pecho apretando mis tetas, su vientre contra el mío, su pene refregándose claramente encima de mi sexo, crucé los muslos apretando los suyos y sus caderas, apreté su culo con mis manos, noté su aliento a tabaco invadir mi boca cuando me besaba, sus colmillos clavándose en mi cuello cuando me mordía como un vampiro mientras emitía una especie de gruñidos de diablo cuando el mordisco bajaba a mis pezones, los pelos d su barba mal afeitada se clavaban en la piel de mi cara, yo sudaba, lloraba, gemía, reía, mientras ya retumbaban, aún lejos, los truenos de una tormenta que bajaba de las montañas…

Sí, don Antonio parecía un demonio, una bestia fuera de control, me besaba y mordía la boca, el cuello, me lamía y yo a él, me chupaba y mordía los pezones de los pechos todo aquello me gustaba mucho, el abuelo de mi amiga Julieta era un monstruo que abusaba de mi pero sabía lo que tenía que hacer para que yo también gozase como nunca había podido imaginar, era terrible de ahogo y placer sentir todo su peso encima de mi, su vientre aplastado en el mío –sí, allí notaba que estaba también bien vivo y activo el pene de don Antonio-, su culo saltando adelante y atrás… Noté que sudaba mucho más que yo, me mojaba y me impregnaba de todos sus olores de perversión y lujuria de viejo crápula cojedor, yo también conseguía moverme aunque su cuerpo me oprimía como si tuviese un elefante jugando encima de mi… Don Antonio gemía y murmuraba cosas terribles que yo no acababa de entender del todo…

Y me di cuenta, de golpe, sorprendida, que sin apercibirme del todo, algo se metía ya en mi sexo, algo penetraba en mi vientre… Pensé que eran los dedos de don Antonio, como antes, pero, no, no podía ser, claro, sus dos manos estaban en mi cuerpo, en todas las partes de mi cuerpo, sujetándome, maltratándome y jugando conmigo, aquello que se metía, aquello que se metía, sí, claro, aquello que se metía en mi vientre, no era ningún dedo, era mucho más grande, era, era, ¡sí!, ¡era el miembro enorme que salía del vientre don Antonio!… ¡Oh, noo, claro !, ¡Era su pene! Sí, me estaba metiendo su gran palo, noté, asustada, horrorizada, que se abría paso, que estaba entrando en mi sexo, que era algo enorme, muy caliente y duro que se estaba introduciendo en mi cuerpo muy lentamente, cada vez más, estaba impresionada, paralizada, si, el momento que miles de veces me había imaginado sin saber cómo sería había llegado, el viejo me la estaba metiendo, me estaba violando, me estaba penetrando, me abría la entrada de la vagi

na, paraba, apretaba…

Me quedé paralizada, sin respirar, abrí los ojos, a punto de gritar, noté que me llegaba el pánico, el miedo, que debía de huir, pero no podía moverme, estaba quieta, le dejaba hacer, no sé qué me pasaba, estaba inmovilizada…Y, de pronto, sin que pudiese pensar en nada, sin poder reaccionar, un pinchazo en mi vientre, como si algo se hubiese clavado dentro de mí. Y dolor, mucho dolor. Dejé ir una especie de ¡aayyy!, que era entre un grito aterrorizado que se transformó en un prolongado gemido de desesperación, mi cuerpo se estremeció y crispó en una rígida convulsión, tiré la cabeza hacia atrás, apreté mis labios, volví a quejarme y llorar, pero el pene del viejo seguía metiéndose en mi vientre hasta lo más hondo de mi vagina, y me hacía daño, mucho daño mientras se introducía, de mi boca y de mi alma salieron gritos desgarrados que don Antonio silenció tapándome la boca con una mano mientras con la otra agarraba mi culo y lo apretaba contra su sexo, como ayudándose a clavar su pene aún mas en mi vientre, mientras yo sentía dolor, pánico, desesperación y notaba correr por mi cara las babas que se escapaban de excitación y placer de la boca del hombre…

Ahora, don Antonio se aprovechó a fondo del momento de su triunfo, ya me había desvirgado e introducido todo su pene en mi vagina hasta apretar ya su pubis contra el mío mientras yo chillaba de dolor y terror, me besó por todas partes, buscó mi lengua hasta morderla, me lamió la cara, me mordió con más fuerza el cuello hasta casi clavarme los colmillos, me chupó y devoró las tetas, me hizo todo aquello que le gustaba y le daba más placer, y empezó a moverse arriba y abajo, y su pene, entraba y casi salía de mi sexo, entraba y salía, entraba y salía, penetraba más profundamente hasta casi reventarme y volvía a salir al tiempo que su cara ardía y temblaba en una expresión satánica que daba un miedo mortal… Y rápidamente se fue produciendo un cambio que no me esperaba, todavía notaba mucho dolor cuando volvía a meterla hasta el fondo, pero me di cuenta de pronto de algo espantoso: a mi me gustaba sentir su pene dentro de mi cuerpo, era como un escozor indescriptible de dolor y placer notar el pene del abuelo de Julieta moverse adelante y atrás dentro de mi vientre, especialmente cada vez que llegaba al fondo de todo,, el dolor intenso que me dejaba sin respiración se mezclaba con un placer que me hacía agarrarme a su cuerpo con toda la fuerza que podía, todo el peso de su cuerpo encima del mío me ahogaba, pero me gustaba morir aplastada por él, saltaba arriba y abajo Cojiendo como un perro o un caballo, me movía por toda la cama al moverse enloquecida y salvajemente él, se aplastaba contra mi, gritaba como una fiera salvaje, me continuaba besando, mordiendo, y yo, y yo, moría, temblaba, sudaba, no respiraba, gemía, chillaba….

Nunca había estado tan desquiciada, tan excitada, tan aterrorizada como sintiendo el gran pene de don Antonio moverse dentro de mi cuerpo en aquel frenético entrar y salir… Me abracé con desesperación al abuelo de Julieta palpando y apretando todas las partes de su cuerpo ardiente, él continuaba moviéndose y saltando encima de mi gritando de forma cada vez más salvaje, respiraba jadeando como si le faltase aire, le besé, le mordí el cuello, apreté su culo contra mi vientre, casi hasta hacerme aún más daño cuando parecía que me iba a atravesar, me moví arriba y abajo, arriba y abajo, adelante y atrás, adelante y atrás, acompasando mis movimientos a los suyos. Era formidable y horrible, increíble y alucinante, su pene no dejaba de ensanchar mi vagina frotándose contra sus paredes, entrando y saliendo hasta hacer que esta se adaptase a él, entrando y saliendo una y mil veces, don Antonio jadeaba agotado de exasperación, gemía, me miraba con ojos asesinos, cerraba los ojos y babeaba tomando aire para continuar, me bañaba con su sudor, yo también seguía sudando, me gustaba y me dolía, no puedo explicar bien con lo que sentía, el placer de mil perritas cojidas por lobos y los escalofríos de la muerte…

Inesperadamente, de golpe, como un relámpago, don Antonio dejó ir un gemido más alto, casi como una queja desesperada, un estertor inhumano de bestia moribunda, como si algo explotase dentro de él… Se quedó quieto un momento, su cuerpo se puso como rígido, como duro, y luego empezó a moverse encima de mi saltando y gritando, muy acelerado, soltando espuma de saliva por la boca que caía en mi cara, mi cuello, mis tetas, yo sentía llegado ya el momento final, moría de placer, dolor, terror y sorpresa, ni él ni yo podíamos respirar, su pene entraba y salía de mi sexo a gran velocidad, me zarandeaba arriba y abajo y me aplastaba como si veinte caballos salvajes estuviesen galopando furiosos encima de mi, me maltrataba y yo reventaba y moría de dolor y placer, nunca lo había imaginado así…

Don Antonio empezó a gruñir aún más alto, gritaba, me llamaba puta y trola, se ahogaba como si le estuviese dando un ataque al corazón, me di cuenta, sorprendida, de que cada vez que ahora él pegaba uno de los tremendos empujones hacia adelante, clavándome el pene hasta lo más hondo que le permitía mi sexo de adolescente, un líquido muy caliente me entraba a borbotones, como un río que estaba inundando el interior de mi vientre, me notaba mojada, un mar ardiente desbordaba de la vagina y me salía del sexo hacia los muslos y las sábanas… Me di cuenta de que el hombre se estaba "corriendo" en medio del más brutal orgasmo y explosión de placer infernal y yo clavé mis uñas en el cuerpo del abuelo de Julieta, en su espalda, en su culo, y también exploté, grité enloquecida, gemí desesperada, me quejé, me puse a jadear ahogándome, me moví tan rápida y salvajemente como él, le besé, le mordí en el pecho, en el cuello…

Mil demonios nacían y explotaban también dentro de mi, no podía respirar y perdía el conocimiento asfixiada, y aquello seguía, seguía, ahora era yo quien movía al viejo al saltar arriba y abajo sin parar, hasta que me di cuenta de que estaba empezando a quedarme quieta, ya no podía más, mojada como si estuviese dentro de una piscina, poco a poco me calmaba y dejaba de moverme, don Antonio ya estaba quieto encima de mi, como muerto pero respirando con mucha dificultad, sin aire en los pulmones, aplastando mi cuerpo con el peso del suyo, los dos nos asfixiábamos desesperados bañados de sudor… Yo le estaba acariciando la cabeza, estaba mojada por dentro y por fuera, sucia de sudor, que un líquido caliente salía de mi vientre, mezcla de sangre de mi sexo desgarrado y semen de su pene, el hombre estaba inmóvil, encima de mi, intentando tomar aire y respirar… Por un momento temí que don Antonio acabase finalmente muriendo de placer y agotamiento allí, con el pene todavía dentro de mi cuerpo y sus arterias del cerebro y el corazón reventadas por la tensión del tremendo orgasmo al que había llegado desvirgándome y cojerme con toda la violencia de la locura y el deseo…

Todo fue quedando en silencio, él aún jadeaba y suspiraba, pasó un tiempo, unos minutos y lo aparté un poco, hice que se pusiese de lado para poder respirar yo mejor, su peso aún me aplastaba, sentí como su pene, ya desinflado salía de mi sexo al moverlo de encima de mi… Se quedó pegado a mi cuerpo puso su mano en mi sexo y se dedicó a chuparme el pecho que le quedaba más cerca de la boca, después el otro, yo me atreví a agarrar su pene con la mano, a palpar sus testículos… Don Antonio dejó ir una especie de ronroneo de gato viejo y feliz, hasta que se quedó quieto, giré mi cara para buscar la suya y vi que se había dormido, su aliento daba en mi cuello, el calor de su cuerpo cubría de lado el mío, llevé su mano a mi sexo y la dejé allí, me toqué, me toqué allí y en las tetas…

Pasó un rato largo hasta que pude reaccionar y empezar a moverme. Estaba cansada, muy húmeda de sudor, saliva, semen, sangre, desgarrada, agotada, me costaba respirar, dolorida, muy dolorida en la zona del vientre, me hacía daño el sexo, la vagina, las tetas, los pezones pellizcados, el cuello y la cara mordidos. Me levanté sigilosamente, salí de la habitación sin hacer ruido para no despertar a don Antonio, el hombre que me acababa de cojer y me fui hacia el lavabo del departamento… Me miré en el espejo del cuarto de baño. Estaba hecha un desastre, despeinada, los ojos llenos de lágrimas, llena de sudor, con las babas y la saliva del viejo en mi cuerpo, el dolor que no cedía y un escozor creciente en mi vagina irritada, mis muslos manchados del semen mezclado con sangre que salía de mi sexo y corría hacia abajo por las piernas… Sí, lo había hecho por primera vez, al final el abuelo de Julieta había conseguido lo que yo imaginaba hacía tiempo que pretendía hacer conmigo, desvirgarme… Lentamente entré en el baño y abrí el grifo de la ducha para limpiarme un poco…

Cuando volví a la habitación, don Antonio continuaba durmiendo bastante ya más tranquilo, respiraba mejor, pero aún roncaba de forma intermitente, como si en algún momento dejase de respirar. Su pene, muy ancho y largo, estaba ahora flácido entre los dos muslos, pasando por encima de sus grandes testículos cubiertos de pelos blancos. Un líquido blanquecino aparecía por la abertura que dejaba su prepucio para permitir la salida del glande. En el lugar en el que estaba yo, una mancha viscosa blanca y roja marcaba el lugar por donde el semen del hombre y la sangre de mi himen habían salido de mi vagina y escapado entre los muslos hacia la sábana. Suspiré y volví a llorar al darme cuenta de que ahora sentía asco y vergüenza de mi misma al ver al viejo que acababa de follarme y hacerme todo lo que quería. Me puse la braguita y me asomé a la ventana. Llovía intensamente.

Estuve un rato largo mirando cómo la calle se inundaba de agua, e incluso el fulgor de un relámpago y el estruendo del trueno del rayo cercano me cegó por unos momentos e hizo retumbar todo el edificio. Momentos después noté que alguien me agarraba por la cintura y me apretaba un pecho al tiempo que me mordía en el cuello. Me volví. Don Antonio, que se había despertado por el trueno, me atrajo hacia él, me estrechó en sus brazos y volvió a besarme. Al cabo de unos momentos, me tomó de la mano y me condujo de nuevo hacia la cama. Me dejé llevar, se estiró en la cama y me colocó encima de él, sentada con mi culo reposando en sus piernas, mis muslos abiertos con las piernas flexionadas y mi vientre apretando su sexo.. Me atrajo y me apretó contra su cuerpo mientras su pene se introducía de nuevo en mi sexo..
Justo cuando estalló otra vez un trueno terrible después de la caída cercana de un potente rayo, su pene empezó de nuevo a moverse frenéticamente en mi vientre mientras con las manos apretaba mis tetas con una fuerza que me hacía mucho daño…

Dos horas después, ya vestidos, estuvimos un rato sentados en sofá del comedor, él me acariciaba, me daba besitos y me consolaba lamiendo mis lágrimas mientras pasaba su mano por mis pechos, mi cintura, mi sexo… El abuelo de Julieta al final me dijo que ya era tarde, que tenía que volver a la fábrica porque tenía que arreglar unos asuntos antes de que acabase el día. Nos fuimos en su coche. La tormenta había pasado y volvía a lucir el sol de la tarde. Casi no hablábamos, tan solo me tocaba los muslos y me sonreía como burlándose un poco de mi. Cuando me dejó cerca de mi casa, me dijo que me llamaría por teléfono para volver a vernos.

Y nos seguimos viendo, claro. Sin esperar mucho, me llamó al día siguiente, claro, al parecer lo había pasado muy bien desvirgándome. Y así hasta hoy, en que nos vemos cada día, trabajando en la fábrica o cojiendo en la habitación de su departamento, aunque tal vez se le noten algo más los años ahora que aquel día, ya se toma las cosas –las cosas de la cama- con algo más de tranquilidad que la furia salvaje que mostró el día que me desvirgó… A veces se conforma con dormir bien abrazados los dos desnudos, aunque tiene días que todavía tiene un empuje que sorprende por la potencia y brutalidad con la que me agarra, me penetra y me posee tan enloquecido como aquella primera vez..

jueves, 1 de diciembre de 2011

Historia parte II

Comencé una historia donde contaba aquella anecdota donde mi "pareja" de ese entonces me iniciaba analmente...

tengo que admitir que no fue nada suave como alguna vez me prometio...y aunque me gusto...me dio un poquito de bronca...

entonces decidi...hacerlo con alguien que supiera mas que aquel hombre ingrato...y lo engañe,lo admito!.

Una semana despues del anterior hecho,salia de mi casa y caminaba con mi perrito a pasearlo por hay,entonces vi salir

a una casa de la mia a un chico....hasta ese entonces no habiamos tenido contacto,pero de alguna manera me generaba cierta atracción

sabia que era mas grande que yo pero solo eso,entonces me atrevi y lo salude a lo que el respondio con un simple "hola",y que mas podia pedir?

De regreso a mi casa decidi hacer algo mas que eso y llamar su atención,se que mi cuerpo es algo que pocos hombres no quisieran tener y no creo

que el fuera la excepcion pensé...y no me equivocaba.Así que en la esquina antes de doblar,me desprendi dos botones de la camisa que tenia puesta

y pase por delante de el saludandolo nuevamente,y note que esta vez...miraba mas a mis pechos que a mi cara,me saludo y me dijo "pensar que vivimos a la par

y no nos conocemos..."a lo que respondí con una sonrisa.

Yo sentía que me deseaba y por algun motivo yo a el,de esa manera quedamos en vernos al otro dia,pero....

ese dia horas mas tardes,por alguna razon del destino quede sola en casa y dije,porque no adelantar las cosas?porque esperar a mañana?

Fui a su casa toque la puerta y como era costumbre salio el y le pedi si por favor podia acompañarme porque sentia ruidos en mi casa (logicamente mentira)...

a lo que el respondio por supuesto!.

Una vez entrando comenze a guiarlo y pienso que noto hacia donde lo llevaba,entonces al terminar de subir las escaleras a mi habitacion

me puso contra la pared y comenzo a besarme.Me sorprendio un poco que se atreviera pero en el fondo es lo que yo quería y pienso que mi instinto

en ese caso fue mas alla de ello.Mientras me besaba comenzo a tocarme,tocaba mis pechos,mi cola,mi cintura y notaba como su pene crecia...

era increiblemente grande....deseaba tenerno dentro de mi...entonces me alzo y me llevo a la cama,me quito primero la camisa,y me arranco practicamente el pantalon

yo deseaba ver lo que habia detras.....deseaba tener razon,y asi fue...al quitarse el pantalon saco su pene tan hermoso y grande!

hasta ese momento yo pensaba que eso era en peliculas posible y nada mas!pero no!

Me abrio de piernas y comenzo a besar mi conchita,estaba desesperado!comenzo a meterla muy rapido en mi vagina,yo me desesperaba por aquel hombre,cada vez mas y mas

luego de 15 min sin parar de lamerme,se paro,puso mis piernas en sus hombros e introdujo ese objeto tan deseado por mi entre mis piernas,era algo magico y dolia pero era

muy hermoso para rechazarlo!y resulto ser que yo era bastante mas profunda de lo que pensaba tambien!ya que para llegar al final,tuvo que introducirlo completamente!

Me encantaba sentir sus embestidas!con mucha fuerza contra mi!y luego de mas de una hora sin parar de cojerme!la saco,me puso boca abajo

y supe que era mi fin!

Comenzo a meterlo despacio pero sin parar dentro de mi culo....era una sensacion que me hacia casi delirar de placer...sentia de verdad que no era dueña de mi,

y el casi sin compacion la metio hasta tocar fondo otra vez mientras apretaba mis gluteos....no encuentro palabras para describir lo que sentia...mientras el


me cojia sin piedad...; Retiro su pene y me dijo que me tenia que tragar todo a lo que solo respondi abriendo mi boca y dirigiendola a ese aparato magestuoso

que tenia entre sus piernas,lo introduje en mi boca y comenzo a eyacular....era muy abundante...pero muy rico....me encantaba sentir toda su lechita calentita

corriendo por mi garganta...Sin duda ese dia fue...Inolvidable!

Mariana