martes, 3 de enero de 2012

El trabajo

Ahí estas. Sentado trabajando en tu mesa, rodeado de montañas de papeles, absorto en la vorágine de trabajo. Y yo enfrente, aún no te has dado cuenta de mi presencia, de que te miro y en mi cara se refleja todo el deseo que me despiertas.
Te observo muy lentamente, me gusta verte metido a fondo en tu papel de hombre trabajador, pensativo, casi agobiado por el volumen de papeleo. Y cada pensamiento que tengo me acerca más a ti pero me aleja más de mis principios pero no puedo quitarte la vista de encima repaso tu traje chaqueta. Qué bien te sientan tu camisa, que esconde ese torso que tanto me gustaría morder y lamer desde tu cuello hasta el comienzo de tu cinturón ahora mismo me subiría encima de tu mesa y te besaría con tantas ganas y esa corbata uffff, la corbata, que me muero de ganas de cogerla y atraerte hasta mi, con fuerza para que me mires a los ojos y no haga falta que te diga nada, que solo con esa mirada puedas notar toda la excitación que recorre mi cuerpo, y coger tu mano, acercarla a mi pecho para que lo toques y puedas notar mis pezones duros, por ti. Y sigo pensando en ti. casi puedo oler tu colonia, tengo el tanga húmedo desde que te vi entrar por la puerta de la oficina cuánto he imaginado cogerte por sorpresa en la fotocopiadora y allí mismo, tirarte contra la mesa, bajarte la cremallera y comértela entera, saciarme de ti y descubro que mis manos se han deslizado hacia mi clítoris, y lo acaricio, pensando que son tus manos las que me tocan.
Pero sigues sin darte cuenta hoy, que llevo el pelo recogido para que veas mi nuca y poder despertar tus instintos primarios hoy, que llevo una falda negra ajustadísima que marca todo, hoy que tengo una camisa blanca deseosa de que rompas todos sus botones, hoy que me he puesto un sujetador de encaje blanco, muy suave, hoy que llevo un tanga a juego, con unas tiras casi imperceptibles, hoy que desde que llegaste tengo el bolígrafo entre mis labios, jugando traviesamente con mi lengua y su capuchón, hoy que no he dejado de pensar en ti durante toda la noche. Casi se me escapa un gemido acariciándome. Miro hacia arriba y me debato entre mi deseo y mi conciencia si. No. Llevo tanto tiempo observándote, deseándote ahora me toco con más fuerza, puedo sentir cómo sigo humedeciéndome poco a poco. esa corbata me pone mala. Te vendaría los ojos con ella y tendrías que encontrarme, a ciegas, sabiendo que estoy desnuda, con ganas de ti. Viendo tu erección, tu deseo evidente, viendo tu impotencia por no poder cogerme y penetrarme hasta el fondo. Pero sigues con tus papeles. Y te miro. Y me gustaría poder retirarme el tanga para poder meterme un par de dedos en la vagina pero no puedo, y esa impotencia me pone más cachonda todavía.solo necesito una noche para que veas todo lo que soy capaz de hacerte sentir, todo lo nuevo que podemos aprender, experimentar. Mmmmm, no puedo parar, te miro en tu mesa y no puedo dejar de masturbarme. Me pone muy caliente saber que te tengo enfrente, que estas haciendo mis delicias y tú sin darte cuenta.estoy a punto de correrme, mi cara debe de estar ya casi desencajada por el placer que estoy sintiendo, tengo el corazón disparado y me cuesta trabajo controlar mi respiración. Y de repente, levantas la vista de la mesa. Ayyy, intento poner mi mejor cara de situación y miro yo ahora hacia la mesa, te levantas, te diriges hacia mí. Pero sales por la puerta y cuando te noto tan tan cerca de mi, pasando por mi lado, oliéndote. estallo, y tengo un orgasmo sutil pero muy intenso, y me surge la duda si eres capaz de provocar esto en mi sin ni siquiera mirarme. Cómo será cuando consiga rozar tu cuerpo, teniéndote dentro, notando todos tus movimientos, todas tus caricias. quiero más.yo prometo cambiar el bolígrafo por tu verga, pero por favor, tu tráete esa corbata

No hay comentarios:

Publicar un comentario